vieja guitarra

La forma de un árbol, el color de una mirada, el azul, el violeta y el rojo aparecían sólo en su imaginación. El suelo le parecía maravillo, su olor le agradaba, su textura. El mundo era una gran manzana. Esa era su visión universal, por decir algo del mundo. Ese mundo que lo tenía en medio de la calle con su guitarra y sin oportunidades. Sin conocer mucho más allá de la oscuridad de la ciudad caminaba por ella buscando un micro con marineros ociosos pero con sueños que quisieran oír su canto, su grito de esperanza y odio, su grito que calma las almas viejas que hace caer las lágrimas hacía adentro inundando el corazón pero no las calles como la lluvia del invierno. El ciego cantor de la avenida les traía ilusiones.

Jamás… esa era su palabra… jamás fue al colegio, ni jugó con otros niños, jamás encontró trabajo ni una dama dulce a la que amar por las tardes. Su familia estaba desaparecida a excepción de su hermana que la acogía en su humilde hogar. Tampoco tenía cariño de mujer ni hijos, pocos amigos pero de los mejores. Y esperaba en la cuneta la amabilidad de los caminantes y un chofer que quisiera regalarle el sol a su día siempre de noche.
Subió por la estrecha escalera, buscó un asiento, tomó la guitarra depositándola sobre sus rodillas cansadas, acarició las cuerdas tal cual ceda y una voz de ensueño se desplegó por sus labios húmedos.

Los espectadores de la vida abandonaron la rutina dejando atrás las sombras del exterior y fijaron la mirada en él, que les recordaba la fuerza perdida. Había sido una buena micro, todos le llevaban monedas a su asiento y de pronto una mano suave deja cien pesos que reconoció por sus grietas, en sus manos rasguñadas, un perfume único, tranquilizante le llega a su sensible nariz.
- Sigue así, muy lindo tu canto- le susurró una voz de mujer, quiso tocar ese cabello que imagina áspero y húmedo más sólo el vacío encontraron sus dedos.

Bajó del bus atado a una silueta transparente y a una voz, con la herida de un nuevo día distinto, se sintió diferente por primera vez en su vida. Se sintió enamorado.

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