Nuestro microcosmo de la esperanza
Amiga, ¿Te acuerdas de los catorce cuando
veíamos pasar el tiempo sobre la
bicicleta?
Nuestros encuentros oscuros por el callejón de los perros sobre tu vieja bici rosada, me llevabas atrás y yo te abrazaba.
Nuestros encuentros oscuros por el callejón de los perros sobre tu vieja bici rosada, me llevabas atrás y yo te abrazaba.
Mirabamos pasar las noches maipucinas
en los audífonos escuchando el cassett
de La Polla Records que nos encontramos ( ¿o
nos encontró?). El asiento que invetamos sobre un andamio cerca de las ramas de un árbol
nos invitaba a pensar y sentirnos en el mundo, poniendo pausa cuando no entendíamos
la letra y play hasta que rompimos la cinta ese sábado en la micro de vuelta a
casa.
Viajábamos en los asientos de atrás
de los autos mirando los rayados de la calles y dejando que las palabras nos
penetraran desde las murallas, desde las canciones, desde los fanzines, desde
las historias inventadas, y siempre nos preguntábamos de dónde salía la gente
que pintaba las paredes, que no encontrábamos a nadie.
Los imaginábamos con cara y manos y creábamos historias con nuestra imaginación, la soledad de la rareza.
Los imaginábamos con cara y manos y creábamos historias con nuestra imaginación, la soledad de la rareza.
Tantas caminatas por Vicuña,
por el Bustamante, por el Forestal de noche con minifalda de leopardo y lloviendo con
los lentes empañados, la florida y el local donde comíamos tartaletas,
caminando en círculos por Colombia, por la Alameda después de la tokata
transpirada, evadiendo a los pelados de las calles, bailando en el pogo, flacuchentas pero entusiastas, queriendo hacernos invisibles para que nadie
nos reconociera ni nos supiera, los polerones anchos para que no se nos notaran
las tetas, la ropa de bandera… pensando que estábamos solas en el mundo siempre…
preguntándonos dónde hay más cómo nosotras… dónde…
Dibujándonos, escribiéndonos, relatándonos,
inventándonos, actuándonos… creándonos, armándonos hermanas.
Las canciones que te susurraba en el oído durante las clase mientras cerrabas los ojos.
Las canciones que te susurraba en el oído durante las clase mientras cerrabas los ojos.
Fines de semana de secretos en
los columpios o tu camarote mirando
amanecer mientras inventábamos juegos.
-Los sueños son la realidad y la
realidad es un sueño podemos hacerlo todo porque este es el sueño.
- Inventemos un cuento a medias,
yo empiezo y tú terminas.
El taller de guitarra y nuestro andar por el mundo.
En ese tiempo no le tenía miedo a
nada, hasta peleaba cuando me sentía pasada a llevar, mechoneando a la cabra me
que molestaba, la inspectora que perdía la paciencia conmigo cuando me arrancaba y nunca pero nunca me
quedaba callada... las citas a la psicóloga…esta niñita debe tener un problema.
Las pueriles riñas escolares, parándole los carros a no se quién más, cuando las camilas me fueron a buscar a la sala y yo ahí las enfrentaba toda digna y por dentro más asustada y se fueron, eran tres contra mí y se asustaron, que terrible, el poder de la seguridad que he perdido con el tiempo, nada me avergonzaba… pero un coscacho con disposición que me hubiesen puesto y hubiese tenido que aceptar la derrota, más encima tenían barra por puro que era rusias y ricas… y yo, era yo , quién iba a defender a una cabra tan pesada...
Las pueriles riñas escolares, parándole los carros a no se quién más, cuando las camilas me fueron a buscar a la sala y yo ahí las enfrentaba toda digna y por dentro más asustada y se fueron, eran tres contra mí y se asustaron, que terrible, el poder de la seguridad que he perdido con el tiempo, nada me avergonzaba… pero un coscacho con disposición que me hubiesen puesto y hubiese tenido que aceptar la derrota, más encima tenían barra por puro que era rusias y ricas… y yo, era yo , quién iba a defender a una cabra tan pesada...
Era el personaje, me salía bien
sí, perdí la práctica, cuántos problemas con la gente, ahora alguien me va a
buscar para decirme algo de combos me escondo, pero en ese tiempo era otra cosa,
tenía todo el valor en el corazón…
Renunciar a ser bonita, que
superficial, yo tan de negro siempre y tú tan vagabunda. Nos sabiamos distintas, pero no entendiamos la causa, ese malestar general que nos daba la vida, la certeza del futuro y las expectativas.
Me gustaba tu pinta de vagabunda, los pantalones a la cintura, cosiendo los jeans con aguja de lana, yo no voy al mall, yo no veo tele… hablar del consumismo, las apariencias, nuestros padres preocupados porque queríamos ir a las marchas, llorando suplicándoles permiso y los:
- ¿Pero cómo vas a ir a la marcha si es once de septiembre? Volviendo pasadas a guanaco a la casa e insoladas pero contentas, que contestas que estábamos.
Me gustaba tu pinta de vagabunda, los pantalones a la cintura, cosiendo los jeans con aguja de lana, yo no voy al mall, yo no veo tele… hablar del consumismo, las apariencias, nuestros padres preocupados porque queríamos ir a las marchas, llorando suplicándoles permiso y los:
- ¿Pero cómo vas a ir a la marcha si es once de septiembre? Volviendo pasadas a guanaco a la casa e insoladas pero contentas, que contestas que estábamos.
¿Qué es la globalización? Eran los tiempos del APEC y el foro social mundial, tratábamos
de entender sentada en una banca y el mundo se nos hacia tan alucinante, mientras nos encogíamos sobreexistadas.
Nuestras madres preocupadas porque nos
gustaba el teatro más que las fiestas y los sábados nos levantábamos temprano para ir donde unos
abuelos a leernos cuentos y poemas, tanto que nos gustaba inventar mundos.
Yo quisiera hacer real algún mundo de esos que nos contamos.
Decidimos dejar de beber alcohol para no enajenarnos y ser consciente de nuestros actos, la conciencia y la consecuencia, de dónde sacábamos tantas ideas.
Yo quisiera hacer real algún mundo de esos que nos contamos.
Decidimos dejar de beber alcohol para no enajenarnos y ser consciente de nuestros actos, la conciencia y la consecuencia, de dónde sacábamos tantas ideas.
Me obligabas a ir gritar por la liberación
animal, me sentía incomoda con toda esa gente gritando “el que no salta
come carne”, pero éramos compañeras pues y no
me fue indiferente tu desmayo cuando mataron el chancho en el sur donde
tus abuelos, las lágrimas en tus ojos cuando me decías que era como escuchar a
un niño morir… yo que viví en el campo, te miraba ajena, pero te defendía
cuando todos te decían "rara" por ser vegetariana en primero medio, siempre te
defendía, tenía fuerza, me la creía… como corríamos de rápido:
.- Dame la mano para correr, amiga- la dulce sensación de sentirse invencibles.
.- Dame la mano para correr, amiga- la dulce sensación de sentirse invencibles.
Ebrias de adolescencia.
Ningún cabro nos miraba… tan destartaladas que eramos. Mi deseo de no compartirme con nadie, abstinencia… decisiones sin besos, porque
el amor era perder el tiempo y teníamos que planear, no sé qué cosa, pero planeábamos,
estábamos demasiado ocupadas en aprender… y nos creíamos
anti moda, anti anti anti todo…
Y tú la jamás besada.
Y tú la jamás besada.
-¿No serán lesbianas estas
niñitas? Y los provocábamos fingiéndonos.
Yo siempre he querido encajar,
pero parece que no encajo en ningún lado, creo que soy una pieza mal hecha y me
cuesta reconocerlo, no me canso de intentarlo sabes y eso que han pasado más de
diez años.
Me acuerdo de Machuca, Los chicos no lloran, de Piperrak,
los Dos minutos, los ataques de risa explosiva con mocos y comida, cuando nos dolía
la cara y la guata de tanto reírnos.
Nos gustaba el amigo de mi papá que tenía olor a axila y
barba, tu tía comunista que al final no lo era tanto… la historia de mi mamá, el amigo de mi papá que me regalaba libros, los tíos lejanos y las
expropiaciones, las luchas de las décadas anteriores que tanto nos cautivaban… nuestro exceso de crítica
al resto, tú que decías que éramos un poco arrogantes y a mí que no me importaba nada, solo nuestro inmenso impulso quimérico en el que nos rehacíamos a cada rato…
Tantas palabras, tantos aprenderes, tanto amor en eso.
El mexicano que hablaba de política y lo escuchábamos con
ojos inmensos, yo guardé todos sus borradores de textos, todavía los tengo quizás
dónde atesorados.
Tantos poemas que ya no leo.
Los conciertos…
nuestro semijipismo relativo y algo avergonzado, escuchando la música de
nuestros papás… los necios, los corazones, los pueblos unidos, las canciones
para mi muerte, las amandas…
Molestando a nuestras compañeras axés siempre tan limpias mientras
tú ibas al colegio con pijama y trasnochada porque no alcanzaste a terminar los
trabajos de arte, chupeteándote los
dedos después de comer chocolate o papas fritas con ketchup, yo y mi crítica a
la comida chatarra, ahora entiendo por qué era tan flaca, obvio que no volveré
a ese cuerpo.
Las clases de historia y tan buena para opinar siempre, quédate
callada, el socialismo utópico y el mapa de la comuna… la determinación... esa relación de amor y odio que tenía con los
profes… la profe de inglés que decía que cuando joven era como yo y me ponía puras
buenas notas, el director racista del colegio.
Hasta que leímos del poder, los muertos, los Estados y
pensamos que no queríamos eso… Esa noche en la plaza de los palos, cuando
me contaste de los prisioneros del marxismo… y coincidimos en que todos los Estados son
asesinos y nos sentimos amantes de la libertad.
Reflexionando sobre la locura:
- Ellos dicen que hay que destruir todo y construir desde las ruinas un mundo nuevo.
Nos creíamos lagartijas bajo el sol sin zapatos en el balcón prohibido del colegio, ahí leíamos de las vidas pasadas y decidimos que éramos
hermanas de alma que nos habíamos hallado para luchar y acompañarse… hasta que llegaba el inspector mala onda y nos echaba, pero siempre volvíamos.
Yo escribiendo cuentos sobre nuestro futuro revolucionario
que nunca llegó y te contaba cómo serían las balas y los juegos…
Las lecturas en voz alta en los recreos… las lecturas
escuchadas…
El ridículo mata la vanidad.
- Mátala- nos gritábamos, y me incitabas…
los disfraces, los bailes exagerados, mata la vanidad, amiga, mátala… que tu
amor no dependa de lo que digan los demás…me sentía tan honesta… no me
importaba gustar, deseaba todo tan hondamente, tan profundo era mi sentir, mi
deseo…
Hasta que me sentí pérdida y solitaria, mientras tú te arrinconaste angustiada esa noche en el Piraña nos enamoramos de otros adolescentes y
nos perdimos y nos angustiamos.
Pero siempre podemos volver a empezarnos y no debemos olvidarlo.
Te amo.
Comentarios
Publicar un comentario