Por el viento

                Qué puedo decir, a veces, como ésta, una busca donde esconderse de los huracanes, más si los conjuraste… Yo, a veces tan revuelta y agobiada, temiendo de mi sombra, hallando mentiras para no abrazar a mi espíritu salvaje y pájaro cautivo, llamé a la tormenta para que se llevara todo y poder mirar con calma el paisaje, imploré tanto su presencia y llegó junto al otoño con vientos tempestuosos y lluvia interminable… era un otoño cualquiera… las primeras horas bailé bajo la lluvia como la canción, deje que el viento me entrar al cuerpo, después quizá contemplar… el silencio a veces viene bien, el espacio vacío… a veces… me sentí libre… solo para mí… pero me dio miedo, tanto… y te busqué, insensatamente, claro, pero lo hice… engañándome, pero lo hice…
          Los felinos deambulan en las noches como ésta y sus miradas me atrapan, quise ser atrapada un poco, como cuando una se cuenta una historia para dejar que pasen las horas, como cuando aburridas en el trabajo rememoramos los besos y caricias de la noche anterior detalladamente, las miradas, los susurros, los gemidos, así yo me inventé un relato de maullidos lunares y corazones agitados… y qué puedo decir… lo tararee con canciones de partidas, con canciones de llegadas, lo desee desde las entrañas con las piernas húmedas y los ojos cerrados, con la intensidad del fuego y el no presente en cada dibujo, en cada suspiro, hilando momentos, descifrando advertencias de productos peligrosos que bebes por deseo, dulces venenos con advertencias evidentes… a veces se me olvidan las letras… aunque me las repita… si te subes a la nube te caerás de cabeza, amiga, la poca consistencia, es bonito mirar el infierno desde arriba, pero… bueno y tus ojos de gatos que se cierran en las caricias, el olor… me dije que aventaría tu olor por la ventana en cuanto partieras donde hoy es mañana… pero aquellas expresiones se quedan en mis cuentos de tiempos ocupados y monótonos… disfruta… sé feliz… me digo y te digo, claro…
       La lluvia dejo de caer, hace unos días… pude mirar con calma el lugar que habito y creo que marcharé… nuevamente a empezar de nuevo… te lo cuento para que no digas que callo… para que no digas que el rencor o seguro ya no dirás nada… me he acostumbrado a tu silencio… después de esos besos, siempre pensé que no habrían más… y hubieron otros, otros abrazos y otros sueños… pero bueno, me he prometido no nombrarte para no levantar nuevos evocaciones… a veces mi voz es poderosa… lo que no nombras no existe, así me aseguro que desaparezcas, de acá… aún siento a ratos tu presencia… y esos sueños que me contaste a la distancia de viajes, compañías imaginarias, palabras, piernas abrazadas, manos, cuerpos dormidos, besos lentos… no preguntaré en qué momento ni para qué… solo dejaré esto en algún rincón para que la próxima ventolera  se lo lleve lejos… hasta pronto, quizás nos topemos en esos lugares, no habrá nada que decir… yo contemplo como se evaporan tus palabras, mientras miro mis nuevos caminos…

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