quien fui

A veces me desespero y lo saben. Miro por la ventana horas e invento momentos. Te pido que me digas algo… me dicen distintas cosas pero todas tienen que ver con el hacer, hacer, hacer, hacer… hacerse, hacerme… teorizo y divago y siento un vacío al ver la pequeñez de mis frutos, a veces quisiera ser una ventolera y levantar el polvo para que mis hermanas se hagan invisibles para concretar lo que hemos tramado sobre la almohada con ojos brillantes y con carcajadas, nuestros aprenderes y desafíos… el ímpetu que nadie nota y que es mejor callado, caritas dulces, y negros pensamientos, como dicen por ahí… te llamo por teléfono y te digo que necesito hablar, a veces quisiera un camino, estrategias pienso, aunque sea un invento, para no sentirme en esta perpetua incertidumbre deseosa de algo nuevo, de algo ardiente, de algo libre y fugaz…una de ustedes me escribió el otro día que podemos disfrutar mientras lo intentamos, mientras nos amamos y construimos… tantas cosas que se escuchan. Golpean la puerta, la abro, te veo de pie sonriendo con la piel morena y tu calidez. - - Quiero hacer la revolución afirmas- y te sonrió. Quiero escuchar atentamente tus planes. Otra vez tú, caminando junto al mar, otro tú de mirada ilusionada esta vez, más flaco y más grande, me cuentas los últimos sueños que tu cabeza revoltosa me regala, vamos por ella me dices, debemos intentarlo, intencionarla, no esperar la ocasión. Yo me quedo quieta un momento mirando por la ventana, excitada. Pienso cuando escribí hace diez años sentada en el pupitre del colegio… no tenemos nada que perder y todo por empezar… Pero no sé cómo empezar. Rememoro malos encuentros que se perpetuaron, de esos seres que una amada llama dementores, en honor a la ficción… y me aflijo porque saboreo ese tiempo de sombras, en donde pretendí ir hacia donde siempre querido ir, pero fui engañada por el miedo y la posesión. Yo les digo hermanas mías que me estoy haciendo para acompañarlas. Ya no tengo miedo. Y si lo tengo no es lo suficientemente fuerte para detenerme, hay cosas que importan más cantaron por ahí un día y me lo raye en los brazos para verlo mientras actúo. Te quiero contar a ti, querida, que te abro la puerta de mi casa para que creemos y creamos, que me aviento contigo al océano, que te amo como amo la vida, a ti a cada uno de ustedes, compañeras, con sus sonrisas y sus cuerpos distintos, con sus anhelos y nuestras discusiones apasionadas, los distintos énfasis y nuestras conclusiones… Sí, no somos nada, pero estamos siendo y es lo que cuenta, no somos nada y somos todos, los que nunca se olvidan aunque no nombremos, aunque sus nombres se harán polvo como nuestros huesos. Las espero ustedes saben donde.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crisis y estupidez

CRISIS