A veces me creo libre. Voy apretada en el metro, intentando disfrutar la música esa que más que de los audífonos siento que sale rapidita de mis entrañas, como unos latidos que se apresuran en mi pecho y que suelta muchas cosas que viven en mí- y creo que en ti también- casi casi siempre, y siento ese impulso de fugarme, me lanzo del carro. Sentada en el andén, me demoro en pensar qué hacer, aunque siempre hago lo mismo. Lo primero es lo primero, inventarle una mentira al jefe. Al jefe que ya no me cree. Alguna vez pensé que era inútil mentirle- ojalá no lea esto, que necesito la plata- y dejé de hacerlo, pero se enojó más, incluso sabiendo que le miento, así que decidí escribirle igual la mentira respectiva sin falta. Me enfermé. Se enfermó la guagua. Tuve que salir de Santiago. Estoy en una crisis existencial dramática y suicida. No, eso nunca le he escrito, aunque creo que eso se imagina. Es que no me puedo escapar de mi realidad de mami tan fácilmente si...
tan lindos tus dibujos.
ResponderEliminarpia, creo que dejé de ser ciencias sociales.
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